Paul Conroy, un transportista estadounidense, abre los ojos en mitad de la oscuridad, momento en el que se da cuenta de que está maniatado y amordazado. Tras unos cuantos movimientos acierta a sacar el mechero que tiene en el bolsillo. Intenta encenderlo, una, dos veces, y a la tercera se hace la luz. Pero su sorpresa es aún mayor cuando ve que está encerrado en una especie de caja de madera, una especie de ataúd. Sabía que era peligroso trabajar en una tierra hostil como Irak, no sólo porque la guerra apenas acababa de terminar, sino porque además él es estadounidense. Se desprende con dificultad de las ataduras, empieza a gritar, nadie le auxilia, se desespera, ¡está encerrado en un jodido ataúd! Golpea la madera con pies y manos, y de repente cae arena de entre las rajas. Está enterrado. Pero no todo está perdido, un teléfono móvil puede ser su salvación, o no.
Reseña:
Buried armó un gran revuelo en su estreno en la gran pantalla. Oías muchas opiniones, la mayoría a favor, y muy pocas en contra, pero al fin y al cabo lo más importante era que había causado una gran sensación.
Buried nos presenta a un Ryan Reynolds convertido en Paul Conroy, un transportista, casado y con un hijo, que para poder ganar más dinero y mantener sin problemas a su familia aceptó trabajar en Irak durante un tiempo, pero que transcurridos más o menos tres meses aparece dentro de un ataúd después de haber sido previamente atacado mientras trabajaba. Y a la par que empieza esta situación claustrofóbica, empieza el incongruente guión.
Paul Conroy se encuentra maniatado y amordazado en mitad de la oscuridad, enciende un mechero y se ve encerrado en una caja, con poco oxígeno, y acompañado de una pequeña enfermedad: ansiedad. Pero ¡no te preocupes Paul!, porque cuando empieces a hacer llamadas y te confirmen que te queda más o menos una hora y media de vida y poco menos de la mitad de la batería del móvil, tu ansiedad disminuirá. Y puede que llegues a superar tu enfermedad por completo porque además de esta noticia recibirás unas cuantas más, con la escasa cobertura que sorprendentemente capta el móvil. ¡Ah!, pero eso sí, ten cuidado con el fuego del mechero, porque puedes quemar la caja o quemarte tú, además no lo mantengas mucho rato encendido porque consume oxígeno, y no dispones de mucho. Y vigila los agujeros de la caja, porque pueden entrar insectos o quién sabe qué. Y las ranuras, también cuida las ranuras, porque sabes que estás enterrado y que por las ranuras de la caja puede entrar tierra, enterrándote si cabe aún más y arrebatándote el poco oxígeno que tienes para mantenerte vivo. Pero tranquilo, Paul, has de cuidar el estado de tu enfermedad, no te pongas nervioso, y respira pausadamente, con tranquilidad. ¡Qué putada, Paul, qué putada!, no me gustaría estar en tu pellejo.
Puede que el guión, a mi parecer, sea un poco (o demasiado) irregular e incongruente, pero por encima de todo esto quiero destacar otros aspectos, como por ejemplo los enfoques de la cámara desde distintos ángulos, la interpretación de Ryan Reynolds (aunque en algunas fases esperaba un poco más), los mensajes críticos a las compañías telefónicas, y la pequeña vivencia de situación agónica a la que nos invita Buried.
Inevitablemente a algunos les vendrá a la memoria Kill Bill 2 y alguna película o serie de Alfred Hichkock. Aun así, Enterrado, es una película que demuestra que muchas veces con poco (o con no mucho) presupuesto, y con un único escenario como el que presenta, se puede llegar a hacer un filme que mantenga hasta al espectador más inconformista, totalmente intrigado y enganchado a la pantalla.
SPOLIER Otra cosa, ¿qué sustancia contenía la petaca con la que intentó Paul quemar a la serpiente? ¿Whisky? ¿Acaso mezclaba Paul, los ansiolíticos con whisky? Pues vaya mezcla, colega, sobre todo en la situación en la que se encontraba. Ansioso, encerrado, enterrado……FIN DE SPOLIER
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Nandy Puertollano
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