Cuando recibí
la noticia de que Jose Padilha, carioca de nacimiento y artífice de la saga
Tropa de Élite, iba ser el encargado de perpetrar el remake de ROBOCOP pensé en
mi interior “pobre hombre, menudo marrón le han coloca(d)o”.
En un
principio por internet corrió el rumor de que Darren Aranofsky, el rey de la melancolía,
podría dirigir ROBOCOP pero diferencias con los mandamases y la dedicación de
Aranofsky en sus trabajos personales (La multipremiada El Cisne Negro) hicieron
desistir de su objetivo, acertadamente en mi opinión. El bueno de Padilha
pasaba por allí y a falta de pan… Siempre nos quedara la duda del tratamiento
que le hubiera dado el torturador Aranofsky a los personajes, porque ROBOCOP no
es solo un cyborg es también Alex Murphy (y su familia y sus amigos y sus
colegas de trabajo y sus directrices). Da la sensación de que toda esta
amalgama de personajes y personajes han sido demasiadas para Padilha y el hecho
de multifocalizar la trama en un por otro lado excesivamente corto metraje
(poco más de hora y media) hace que la trama sin ser mala no llegue a
profundizar en ningún aspecto.
El elenco de
actores supera en nombres a la cinta original, protagonizada por un poco
conocido entonces Peter Weller acompañado por un puñado de actores de la época que
hicieron un gran trabajo gracias a la claridad de ideas y conceptos de Paul
Verhoeven.
Es cierto
que el nuevo ROBO es más expresivo, más ágil y rápido, joder si hasta corre, y
lo han pintado de negro y le han regalado una moto (no un sidecar para la
agente Lewis), pero ha perdido la robustez, mala leche y fuerza que tenía. Ya no
es ese camión 18wheels que entraba en los sitios con una frialdad y prepotencia
acojonante y que en dos minutos limpiaba sin piedad cualquier resto de delincuencia.
El nuevo ROBO es el primo de YO, ROBOT, más aerodinámico, de suaves curvas y
contornos redondeados. Por otro lado olvidémonos del humor sarcástico y satírico
que impregnaba a la original. No hay anuncios cachondos, la sociedad no está
jodida, los índices de criminalidad no son excesivos y los directivos de la OCP
ya no son esos ejecutivos hij*s de p*t* que querían a toda costa privatizar
Detroit, joder si la situación real de la ciudad en actual bancarrota mostrada
en el programa “Empeños a lo Bestia” es más jodida que en la ficción.
Vamos ahora
con las interpretaciones. Samuel L.Jackson encarna la figura de un presentador
de televisión que intenta poner entre las cuerdas al gobierno, recurso ya
utilizado por Padilha en Tropa De Élite con mejor resultado seguramente por
conocer la realidad Brasileña de primera mano y tener libertad creativa sobre
su producto. El papel Michael Keaton como presidente de la compañía tampoco
llega a cuajar, todo rezuma exceso de dulzor y falta de cafeína (+13 con eso lo
digo todo). Y no olvidemos que también contamos con el gran Gary Oldman en el
papel de buen doctor que quiere ayudar a Murphy con honestidad, un papel que no
acaba de sacar el gran actor que es Oldman (Nolan lo consiguió con el comisario Gordon).
Creo que con
toda esta vomitada de información se puede tener una idea más o menos de por dónde
van los tiros y que conste que de momento no he dicho que la película en cuestión
sea mala. Entonces ¿Cuál es el problema en el remake de ROBOCOP? Pues bien el
problema de ROBOCOP es Alex Murphy. Ese personaje que pasó casi desapercibido
en anteriores películas y junto a él su mujer e hijo. Uno de los grandes
aciertos de Verhoeven en su masterpiece fue tratar a los recuerdos de Murphy
como pasajes oníricos, casi surrealistas, escuetos pero muy bien colocados. En el
remake Murphy y su familia son unos jodidos plastas, “mama ¿Dónde esta papa?” “Ahora
viene hijo mío, pero tiene un cuerpo nuevo, mira ya esta aquí” “Hola hijo mío,
te hago la cena?”. No hay egos, todo se resume en robots si - robots no y en meter lo que queda de Murphy
en un Iphone. No hay misterio, ni contradicciones…
ROBOCOP es
el Prometeo moderno, la versión contemporánea y universal de Frankenstein o Dr
Jekill y Mr Hyde, no es Batman ni Spiderman, es un personaje amargado en una
constante guerra interna y externa de la cual jamás podrá salir victorioso, ahí
radica su existencia en saber vivir después de ver que tolo lo que poseía y quería
anteriormente jamás volverá a ser suyo. Con ROBOCOP funciona mejor la tragedia
nietzchiana que los pasados bíblicos, no es un mártir es un cyber-héroe sin
rumbo. Por supuesto y perdonad si no lo he comentado antes olvidaros de
rememorar la ultra-violencia y los baños de sangre en los cuales nuestro amigo
se movía como pez en el agua. Técnicamente claro, como no podría ser de otra
manera, es muy superior a la original, han pasado más de 20 años y la tecnología
digital esta que lo peta.
En resumen
nos han cambiado nuestro muscle car fabricado en América por un utilitario
coreano diseñado en California. Los clásicos no se deben tocar, es mejor dejarlos
descansar y visitarlos de tanto en cuando para ver cómo van madurando, pero
jamás, repito, jamás intentar clonarlos y encima hacerlo mal. Vivo o muerto no
le des demasiado tiempo.
http://www.robocop.com/site/ Raúl Alfaro
acabo de verla, pufffff, vaya tela¡¡, solo se salva el principio cuando quieren dar caza a los terroristas. Y es que como la original...
ResponderEliminarj.arcos