Edward Morrone es un escritor sin imaginación alguna al que le cuesta demasiado escribir, con lo cual se ve arrastrado al fracaso. Pero un día como otro cualquiera de su pobre y desilusionante vida se encuentra sorprendentemente con el hermano de su ex-mujer, un encuentro que le cambiará la vida por completo ya que su ex-cuñado le ofrecerá una pastillita que le despertará la creatividad hasta límites insospechados. Esta pastilla hará que Edward pase en pocos meses de ser un escritor de pacotilla a ser una máquina de hacer dinero.
Reseña:
Neil Burger, director de “El Ilusionista”, traslada a la gran pantalla la novela “The Dark Fields” del escritor irlandés Alan Glynn, el cuál quiso estar cerca para la supervisión de esta adaptación. De ahí posiblemente el gran parecido entre la novela y la película. “Sin Límites” nos ofrece un imaginativo punto de vista sobre el cambio en la capacidad mental y creativa, llevándonos de la absoluta ineptitud e incompetencia a la lucidez descomunal, a través de un viaje dentro de la piel de un inútil escritor. Un viaje con el que sentiremos por un momento en nuestra fracasada vida el ascenso meteórico hacia el dinero y el poder.
“Sin límites” nos suelta el sermón de la vía del sacrificio para conseguir llegar a dónde queramos, pero claro, sabemos que en realidad no siempre sólo con la fuerza de la voluntad y el sacrificio se consiguen las cosas sino que además cuentan otros factores externos que joden más de lo debido el objetivo propuesto.
Y para terminar sólo me gustaría pedir una cosa, que quien conozca una droga igual a la utilizada en esta película, por favor que se ponga en contacto conmigo, porque ni las pastillas que rondan por las discotecas, ni la coca, ni los porros, y ni siquiera el Jack Daniel’s, tienen el mismo efecto que la pastillita hacedora de dineros.
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