La
historia trata de un sastre, Carlos, que lleva una existencia monótona y
solitaria, pero que tiene una secreta pasión: comerse a mujeres atractivas. Sin
embargo, su vida da un vuelco cuando conoce a una joven rumana llamada Nina,
que busca desesperadamente a su hermana gemela desaparecida.
Olimpia Melinte
interpreta a ambas hermanas, lo cual es aceptable, pues se trata, como hemos
dicho, de gemelas. La película fue rodada en Granada y estuvo hasta hace pocas
semanas en el cine Madrigal. Aparecen escenarios muy conocidos de nuestra
ciudad: el Paseo de los Tristes, donde vive Carlos, la Carrera de la Virgen,
Recogidas, Gran Vía y Sierra Nevada, lugar en que el protagonista tiene una
aislada y pequeña cabaña para ejecutar sus crímenes.
La
historia está narrada con cierto distanciamiento, casi como un documental, sin
entrar a juzgar a sus personajes. Carlos secuestra a bellas mujeres, las mata y
las lleva a su cabaña de la Sierra para descuartizarlas. Sin embargo, en ningún
momento vemos escenas gore ni sangre. El director se recrea, más bien, en el
antes y el después. Así, antes de descuartizar a las mujeres, el caníbal las
toca, las huele, con lo que se establece una relación simbólica entre la
pulsión erótica y la antropofagia. Después vemos el congelador de Carlos lleno
de filetes de lo que sabemos es carne humana, que prepara con naturalidad y
saborea lentamente junto con una copa de vino. Todo ello da a sus actos cierto
aire de normalidad y llegamos a sentir, en lugar de repulsa, cierta simpatía y
compasión hacia el personaje.
Carlos
acaba enamorándose de Nina y le confiesa lo que hace, pero el personaje no
logra la Catarsis deseada. La interpretación de Antonio de la Torre es
magistral: inexpresivo, reprimido, triste, tal como requiere el personaje. Aunque
se debía haber trabajado más el acento granadino. La hasta ahora desconocida
Olimpia Melinte borda su papel: una chica inmigrante, pobre, dulce y confiada
que se enamora de quien no debe. Esperamos volver a verla en otros filmes.
En
resumen, nos encontramos ante una apuesta atractiva y novedosa, que se sale del
cine comercial al uso y rehúye los tópicos de género. Los actores están
magníficos y el hecho de que hayan elegido nuestra ciudad para rodarla, supone
un acicate para no perdérsela.
Lorena J. Justicia
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