El matrimonio de conveniencia
entre nuestro “amigo” Frank Miller y
Robocop se inició durante la
gestación de Robocop 2, más que
buena secuela muchas veces infravalorada de Irvin Keshner, gran director y mejor
persona recordado sobre todo por dirigir el que muchos consideran el mejor
capítulo de la saga Star Wars, El Imperio contraataca. Por desgracia
la participación de un Miller que ya
apuntaba ser unos de los guionistas más relevantes del mundo del cómic
americano contemporáneo no fue valorada en su justa medida y gran parte de las
aportaciones de éste en el script de
la película fueron desechadas por ser demasiado radicales, excesivas y extremas,
con lo que a pesar de que Robocop 2
es un buen largometraje perdió la oportunidad de convertirse en un auténtico
clásico moderno.
Paradójicamente en el siguiente capítulo (por llamarlo de
alguna manera) de la saga, Robocop 3,
Miller tuvo una participación mucho
más activa en el guión de la película; por desgracia una más que mala ejecución
por parte del director (que ni siquiera voy a nombrar) y un Miller con cierto desgaste y falta de
lucidez en las ideas convirtieron a la película en una triste burla, casi un
insulto para los seguidores del “Prometeo moderno”. En principio este
fue el supuesto final forzoso de la casi tormentosa relación de ambos.
Personalmente siempre me he
planteado la siguiente cuestión: ¿quién
saco más provecho de todo esto, Miller o el agente Murphy? ¿Qué fue primero, el
huevo o la gallina? Si le echamos un ojo a la obra de Miller podemos ver que ya antes de 1990 había parido gran parte de las que personalmente considero sus mejores
obras, entre ellas su magnífica etapa en Daredevil
(165-191 USA, como autor completo), su imprescindible retorno al personaje en Born Again (con ilustraciones de David Mazzuchelli), Elektra Asesina (I love you Sienkiewicz) o, como no, el
impresionante Batman Dark Knight Return.
Por otro lado en 1987 el holandés errante Paul
Verhoeven estrenaba su primera incursión en el mercado americano Robocop, un film de ciencia ficción cercana con ciertos
toque cyberpunks y callejeros, radical
en su planteamiento, altos grados de violencia, “sang i fetge” y crítica social
a los medios de comunicación en forma de un humor negro sarcástico cercanas a
los grandes Monty Python de los 70’s.
Si de nuevo tomamos la obra de Miller
a partir de 1990 nos encontramos ante un autor más ecléctico, irónico y
agresivo, alejado de sus trabajos en las grandes editoriales magnas Marvel y DC, dentro de las editoriales independientes como Dark Horse que daban aire fresco a las
figuras ya consolidadas del momento ahogadas por los editores de turno. Hard Boiled, Gime me liberty, Martha
Washington goes to War o Sin City
son buen ejemplo de esta segunda etapa. Curioso el caso de Ronin que siendo publicada en 1983 por DC la considero más cercana
a esta segunda etapa; un Ronin
infravalorado con muchas influencias que se mantuvieron y explotaron en años
posteriores. Miller y Robocop han estado hechos el uno para
el otro y sinceramente creo que sin nuestro cyborg
favorito Miller no hubiera llegado
hasta donde lo ha hecho. Siempre he tenido la sensación que dejando de lado las
más que buenas habilidades como guionista del bueno de Frank siempre ha sido un gran observador y una auténtica esponja,
absorbiendo todo lo bueno y no tan bueno que le ha rodeado y adaptándolo a una
personalidad muy fuerte y políticamente conservadora.
Presentados los personajes me voy
a centrar en la obra publicada por Avatar
entre Agosto del 2003 y Febrero del 2004; la publicación en nuestro país se
retrasó hasta el año 2007, restándolo el factor sorpresa inicial. Nueve números
donde podemos ver el auténtico Robocop
de Frank Miller, el que no le dejaron mostrarnos en las películas (sobre
todo Robocop 2, olvidemos la 3 por
favor). Agresividad, sangre, violencia extrema, personajes excesivos, sin
límites aunque creíbles en su momento y más en la actualidad mediática y
corporativa en la que vivimos. Los medios de comunicación, las grandes empresas
y los pobres consumidores dentro de un entorno más cyberpunk que nunca donde la vida vale tanto como nada. Una
realidad extrema en su forma pero no en su contenido.
El guión, en manos de Steven Grant bajo conceptos y
supervisión del propio FM, es claro,
directo y rotundo (desgraciadamente la traducción de la edición en castellano
de Aleta Ediciones necesitaría un
buen repaso, ya que contiene bastante errores gramaticales). La parte gráfica
merece especial mención dentro del conjunto de la obra. Juan Jose Ryp (artista muy en boga dentro de Avatar) realiza un trabajo excepcional, muy cercano al de Geoff Darrow en Hard Boyled. Meticuloso, complejo y detallista hasta la enfermedad,
en algunos momentos el exceso de detalle llega a convertir la narración en
apabullante y sucia. Teniendo en cuenta el carácter de la obra se puede
considerar un punto a favor. Las balas, la sangre y los órganos internos tienen
una presencia constante en las viñetas y como no el tabaco, controvertido y
polémico tema en Estados Unidos. Sin
ser de lejos la mejor obra de Miller
este Robocop es un trabajo más que
correcto, toda una oportunidad para los fans del autor y del personaje de poder
ver la esencia de lo que pudo haber sido pero que no llego a ser.
Personalmente opino que Miller aprovechó muy bien el encuentro
con Robo y que por desgracia la
vertiente comercial del cine americano no permitió que éste pudiese aprovechar
la aspereza y contundencia del guionista. En puertas del próximo estreno del remake de Robocop en manos del director brasileño Jose Padilha aparecen en mi mente nuevas dudas e inquietudes: ¿Qué nos quedará del Robocop de antaño en la
nueva producción (el de Verhoeven)? ¿y del carácter que Miller intentó
implantar al personaje? En la red han empezado a aparecer artículos con
comentarios de “nuevo clásico”, “mejor que la original” bla bla bla… espero que
como mínimo tengamos un buen nuevo re-inicio aunque no creo que ni tan siquiera
se acerque a la “mejor” versión de 1987. Siempre podremos volver a leer y
re-leer el Robocop de Frank Miller
para desahogarnos y expulsar la mala leche de un mundo pre-apocaliptico en
manos de “La Compañía”. OCP Rules.
Links; www.avatarpress.com Raúl Alfaro
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