En tiempos de confinamiento no ha habido mayor placer para mi que poder dedicarle ese tiempo a leer novelas tan fantásticas como `Las A venturas de Athur Gordon Pym´ de Edgar Allan Poe, única novela del autor en el que convierte un naufragio y el posterior rescate en un relato estremecedor, con una crueldad y sufrimiento infinito. Poe no logro acabar esta maravillosa novela al morir prematuramente tras recibir una paliza en una taberna, esto lejos de restar, aumenta aún más el misterio que rodea esta historia.
La atormentada alma de Poe se refleja en las desgracias a las que son sometidos los protagonistas de esta novela, algunas de esas desgracias son la muerte por hambre, el asesinato, la tortura, la sed y el sufrimiento extremo. El autor nos enseña en este libro una tierra meridional donde ya no hace frio y donde hay islas habitadas por extraños animales y plantas; allí los supervivientes intentan escapar dirigiéndose hacia el sur... pero en esos lugares les esperan sorpresas nada agradables que prefiero que si todavía no la has leído lo descubras tu mismo o tu misma.
La novela tiene una gran variedad de calamidades, los protagonistas no tienen concedido ningún momento de tranquilidad, a excepción de unas cuantas paginas. Poe se infiltra de forma plena en lo misterioso y en lo enigmático, llevando a los personajes a unas tierras ignotas donde habitan por violenta y extraña gente.
Todos los miedos de cualquier ser humano son evocados en esta historia. Hay momentos en la lectura de este libro donde nos asaltara hechos verdaderamente espantoso. No hay piedad, los personajes navegan entre la demencia y la locura en su estado más puro. Uno de los momentos más impactante para mi, fue con la llegada de la nave de los muertos, algo sumamente terrorífico... pero no el único tan intenso.
`Las Aventuras de Arthur Gordon Pym´ es sin duda para mi uno de las mejores novelas de terror de todos los tiempos, un diamante obra del enigmático y genio Edgar Allan Poe. Merece la pena descubrirla si todavía no la conoces...
Maria Dolores Cañadas Ayllón.
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