El retorno
de la formación clásica de los Black
Sabbath el pasado 2013 para grabar un nuevo disco y hacer su posterior gira
mundial fue sin duda uno de los acontecimientos más esperados de las últimas décadas.
Han tenido que pasar 35 años desde que grabaran Never Say Die (1978) para ver de nuevo reunidos a los de
Birmingham. Es cierto que hubo una reunión entre medias, pero solo grabaron
unos temas para un recopilatorio y se dedicaron más que nada a dar conciertos
sobre todo en los difuntos OzzFest. Y
no, no ha sido nada fácil volver a reunir a la banda, por diferentes causas se
ha estado a punto de arruinar la que iba
a ser (y será) la última vez que podamos disfrutar de la formación clásica. Dos
hechos fueron la nota detonante, uno fue cuando a principios de 2012 se anunció
que el guitarra de la banda Tony Iommi tenía
un linfoma, un terrible diagnóstico que junto al comunicado de él batería Bill Ward de dejar la banda por
diferencias económicas casi puso fin la idea de volver a reunirse.
Pero amigos
y amigas, esta gente son veteranos curtidos en mil batallas y nada ni nadie iba
a impedir lo que seguramente será su último trabajo en estudio (aunque ahora
parece que será el penúltimo) como banda. Iommi
lejos de rendirse compagino su duro tratamiento para luchar con esa puta
jodida enfermedad con la grabación del álbum y para solucionar el problema con
la batería ficharon a Brad Wilk (Rage against the Machine, Audioslave)
cosa que como era seguro de esperar ha traído sus más y sus menos, con
opiniones de todo tipo; ¿Qué si no son los Sabbath
originales sin él? ¿Por que han elegido a este batería?... yo la verdad, como
fan de la banda y sin duda muy fan de Ward,
debo decir que también no entiendo porque no pudo grabar el disco, cuál fue
el verdadero problema, ¿el dinero? Umm… no creo yo. Pienso que Ward podía grabar este álbum sin ningún
problema, lo que sí que dudo es que pudiese hacer una gira completa, hay que
recordar que este hombre ha tenido problemas de salud derivados de su abuso de
alcohol, claro¡¡ muchos diréis que los demás miembros del grupo no es que
fueran unos santos (sobre todo Ozzy) y si tocan, pues es verdad, así que… pues...
ni idea…
Y en medio
de todo este caos la banda decide poner a los mandos de todo esto al productor Rick Rubin (ACDC, Metallica, Slayer…) elección
creo que muy acertada, y es que el menda era el tipo idóneo para conseguir ese
sonido añejo setentero de los Sabbath con
un enfoque actual, cosa que se distingue perfectamente en las primeras notas
del tema que da comienzo al disco End Of
The Beginning. El puto infierno penetrara tus tímpanos con el escalofriante
riff que da comienzo este tema puro Sabbath,
y cuando digo puro Sabbath me
refiero a los de la época de Ozzy con
todos mis respetos a las demás épocas con otros miembros de donde también hay
que decirlo hubo alguna que otra joya discográfica. Ozzy, tremendo¡¡ su tono vocal para este disco me recuerda por
momentos a los de discos como No More
Tears muy de los 90 por decirlo de alguna manera. La voz oscura y profunda
de Ozzy dará paso a un brusco cambio
de ritmo que dará paso aún riff cabalgante marca de la casa del gran Iommi, acompañado de una excelente sección
rítmica. Brutal tema para empezar, sin duda.
God is Dead?, es el primer tema que la banda nos
ofreció como adelanto de este álbum, corte donde los primeros minutos de
tenebrosa oscuridad bajo la voz del viejo Ozzy
nos darán paso a los típicos riff rompe cuellos. La canción es una mastodóntica
composición de 8 minutos donde dejan claro que estos tres músicos se
compenetran como el primer día, y es que parece que no han pasado los años
desde que se separaron, echo, que parece que no ha hecho mella en su nivel
compositivo. Con nota alta cabe destacar al maestro del bajo Gezzer Butler acompañado de un notable
trabajo a la batería de Brad Wilk. El
siguiente tema es Loner, una pieza
que a mí personalmente me recuerda al tema N.I.B
de su primer álbum, sobre todo por los entrecortados riff y el potente bajo
de Butler que parecen rendir
homenaje a aquella gloriosa canción. Loner es un tema sencillo, más roquero
y con una duración menor comparada con las otras canciones del disco.
En un tono
más calmado nos viene a continuación el tema llamado Zeitgeist, corte que se puede decir que es la segunda parte de
aquella psicotrópica canción llamada Planet
Caravan. Con una risa psicópata made in Ozzy comienza esta canción que combina momentos melódicos e hipnóticos,
ideales para fumarte un Peta mientras te adentras en los pasajes pseu-hippies
por donde te sumerge la música de este tema. Y después de un rato de tranquilidad,
con Age Of Reason vuelven los tempos
lentos y oscuros pero con gran pegada, muy bueno el trabajo de Wilk en este tema, impresionante pegada.
Pero amigos lo que tengo que destacar de este corte es que tiene el mejor final
de canción que he escuchado en muchísimos años, a ver si me explico, la parte
de la canción que va desde el minuto 5 hasta el final del tema es simplemente maravillosa,
de esas partes que te dejan con ganas de más, esas partes que te ponen el miembro
erecto… sublime el solo que se marca Iommi
acompañado de unos teclados que le dan ese
toque épico para finalizar este gran tema. Live Forever es un tema contundente de principio a fin, con una sección
rítmica machacona que tiene cierto parecido al tema Children Of The Grave. La canción es muy directa muy heavy clásico,
demostrando que han sabido exprimir todo lo que les queda de aquellos Sabbath del pasado.
Damaged Soul es sin duda el tema más blues-rock
del disco, encontrándonos aun Brad Wilk como
pez en el agua con sus redobles de caja y con un potencial en cada golpe digno
del trabajo que esta acometiendo. La banda bebe directamente de sus raíces más
bluseras (incluso Ozzy toca la armónica)
mezcladas con esos riff doom típicos en sus composiciones. Como punto final nos
encontramos el tema Dead Father, en
el que Ozzy demuestra que tenía que
grabar otro disco con los Sabbath sí
o sí. La canción ira derivando de partes más melódicas a los ataques de riffs
machacones a cargo del maestro Iommi.
El bajo de Butler vuelve a tener esa
presencia tan especial entre tanto riff infernal.
Sin duda Rick Rubin ha conseguido devolver el
sonido de los primeros Sabbath actualizándolo
a nuestros tiempos, y si además los miembros del grupo están en un nivel
creativo inmejorable, pues sale una joya como este disco llamado “13”, un disco enorme, el más “Doom” de su discografía. Un disco clásico
pero a la vez actual, mostrando a una banda que se mantiene fiel a su sonido. Qué
más puedo decir de una banda que tiene todas las papeletas de finalizar su
carrera en todo lo alto si no cometen ninguna tontería de última hora. La leyenda
continúa con estos tres músicos que pasaran a la historia por haber creado un
estilo de música del que ahora mismo muchos de nosotros disfrutamos en sus
diferentes variantes. Larga vida a los padres del metal, larga vida a Black Sabbath.
Como última
nota decir que los fans de Bill Ward no
echaran de menos su pegada en este álbum ya que Brad Wilk ejerce de manera sobresaliente su cometido. Pero en honor
a la verdad si como han comento algunos de los miembros del grupo recientemente,
que puede que saquen otro disco de estudio, no estaría mal darle una
oportunidad al bueno de Ward y así
finalizar de manera completa la leyenda de Black
Sabbath.
J.Arcos
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