El pasado 12
de marzo nos abandonó una de las figuras más importantes y destacadas del arte
contemporáneo europeo, el suizo H.R.Giger.
Habrá mucha
gente que no reconocerá su nombre, seguramente ni siquiera han oído hablar de él
pero si alguien les pregunta si recuerdan al alienígena de la saga Alien que Ridley Scott inauguro en el año 1979 junto al loco genio suizo dirán
que sí lo recuerdan.
Giger ya era un artista consolidado cuando Ridley Scott le otorgo libertad
absoluta en la creación del ente okupa que rondaría por la nave Nostromo para uno por uno ir acabando
con sus siete tripulantes dentro de una de las mejores y clásicas películas de ciencia
ficción de todos los tiempos. Es cierto que el reconocimiento del largometraje
no solo fue por el extraordinario trabajo de Giger y sus espeluznantes y espectaculares diseños pots-apocalípticos
alienígenas; la iluminación y ambientación de cada escena rozaron la perfección
en una película en la que no sobraba el presupuesto; bien al contrario, Scott se vio obligado a utilizar en
exceso efectos de humo para poder disimular la falta de detalle de algunos
diseños de Giger el cual echo en
falta más medios para poder llevar a cabo su trabajo hasta los niveles de
perfección a los que nos ha tenido acostumbrados. Aunque no contaron con él en
las consecutivas secuelas su figura volvió hacer acto de presencia en Prometheus, pero eso es otra historia. Pese
a que este fue su trabajo más laureado y premiado con un merecidísimo Oscar(de
la Academia), la obra de Giger es
extensísima.
Desde finales
de los 60 inició su trabajo en láminas de tinta, pasando posteriormente al uso
del aerógrafo, técnica que llego a dominar a niveles de gran perfección y que
le permitió llevar su obra a niveles superiores consolidando un estilo muy
personal y característico. Giger bebió
de la influencia de El Bosco, Goya o Dalí y todo el surrealismo, de echo llego a conocer personalmente a
Salvador Dalí en su casa en Figueres
y se vio envuelto en un proyecto conjunto con figuras como el polifacético Jodorowsky para llevar a cabo una versión
imposible de Dune. Por desgracia
todo quedó en nada hasta la llegada de David
Lynch y su versión algo descafeinada de esta franquicia literaria. Giger no volvió a ejercer trabajos
dentro del cine hasta Spieces. El siguió
realizando sus litografías infernales y oscuras, producto de una imaginación opiacida
y altamente tenebrosa, satánicas y espeluznantes. No es difícil encontrar
portadas de grupos de metal hechas por el (como por ejemplo el Heartwork de Carcass o discos de sus colegas Celtic Frost).
Cuando alguien
ve una obra de Gige, pintura,
escultura o lo que sea, reconoce su sello y queda perturbado por una imaginería
salvajemente sexual y desnuda de prejuicios, provoca desconcierto y disgusto aunque
poco a poco y si el espectador abre su mente aun mundo nuevo y desconocido
puede llegar a disfrutar y conocer nuevas maneras de ver las cosas. El arte
provocador de Giger está lleno de miembros
viriles penetrando objetos imposibles, es una mezcla entre orgánico y mecánico,
lo que él denominaba seres bio-mecánicos y que influenciaron a infinidad de
ilustres durante los años 80 y 90 (como por ejemplo al genial Luis Royo entre otros) llevando sus
series de litografías al extremo Giger se
centró en sus últimos años de creación en la escultura donde llevó su arte al
extremo. Destaca el diseño y la decoración completa del in Château St. Germain, Gruyères, Switzerland, una obra
espectacular que se vive desde dentro, simplemente espectacular.
Pese a la
gran productividad de este genio incomprendido nadie es profeta en su tierra y Giger no cuenta con el reconocimiento
merecido en su propio país, por lo menos hasta ahora. Personalmente creo que se
nos ha ido una de las más admirables y originales figuras de nuestro tiempo y
espero que finalmente se le otorgue la importancia que se merece esta mente
salvaje y anarquista de la casa de los horrores.
H.R.Giger
(1940—2014) Children or the Underworld
R.Alfaro.
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