STAKE LAND (USA) 2010 (Glass Eye Pix, Belladonna Productions)


Me llamo Martin, y voy en un coche conducido por Míster; un tipo duro que me ha salvado de ser matado por los vampiros. Él siempre me dice que la realidad ha cambiado y que ahora hay que ser fuerte para enfrentarse a una manada de hijos de puta
(más o menos. Hasta aquí, el principio se nos muestra directo, con dos personajes en un coche en marcha, con la voz en off del chico y  un infectado en el maletero. Tranquilos, no os estoy contando el final, sólo es la primera escena. El doblaje no está mal, pero si por casualidad la veis algún día, vedla en V.O, doblada siempre o casi siempre pierde naturalidad).

Pero empecemos desde el principio (sigue la voz en off y da un salto en el tiempo): yo era un chico normal que vivía con su familia hasta que un día…… (Y entonces aparece un infectado caníbal, no, mejor dicho un zombi, no, se parece más a un vampiro de los que no hablan, ¡total!, un vampiro zombi infectado que mola. Este principio te lo meten bien, debido en gran parte a la matanza que produce el cabrón del vampiro en la granja; que arrasa con todo ser humano que se le ponga enfrente, sí, con todo ser humano, grande o pequeño. ¡Pedazo de hijo de puta el vampiro este!).

Y desde aquí hasta el final, la película te sumerge o te intenta meter en un mundo apocalíptico creado por una desconocida infección que convirtió a humanos en vampiros, y ahora éstos van asesinando o convirtiendo en vampiros a todo el que se cruza en su camino, por eso Martin y Míster intentan escapar hacia un territorio seguro.

 
Se echa en falta un poco más de originalidad en las causas de las infecciones; no nos explica por qué, dónde o cómo de la infección, ¿será que quieren hacer una secuela? Pues eso parece, porque es lo que se da a entender al final de la película, o será que yo no me enterado de una puta mierda. En todo caso, el buen final que tiene tampoco importa mucho, porque el film ya se ha pegado la hostia mucho antes. Sí, la hostia, el hostión, ¡pum! ¡Plaff!

 
Todo empieza bien, y mientras transcurre la historia van acumulándose recuerdos de otras películas (y esto no es lo malo) hasta que llegamos a un tramo final bastante trillado y aburrido (sirva de ejemplo la Hermandad, o la chica embarazada, o el marine, o el malo malote que a pesar de no verse en toda la película a un vampiro que hable, éste hijo puta sí que lo hace, y para qué, no lo entiendo, con lo bien que iba la película a pesar de sus pequeños peros, van y la cagan con este cambio). Después de haber conseguido lo más difícil, que es enganchar al espectador y mantenerlo metido en la historia un buen rato con el carisma del protagonista e hipnotizado y poseído por los acontecimientos y por la violencia con la que atacan los vampiros, llega el salto al vacío; los vampiros y la historia de los dos protagonistas van a menos, y son remplazados por el peso de la Hermandad, ¡y hostión! No había tenido mal comienzo la historia del Hermano y su Hermandad pero desde luego que la transformación que luego sufre es bastante decepcionante, y ¡zas! En toda la boca. Ahí lo lleváis.
En una atmósfera más o menos parecida a la de Infectados o The Walking Dead, metidos en un coche al estilo Zombieland (pero sin gracia, aunque no es que Zombieland tuviera mucha, pero bueno, para gustos colores) y todo ello aderezado con unos toques de Blade II y 28 Días Después, Stake Land se queda sin ideas, se precipita inevitablemente al disgusto y al sinsabor, o en este caso a la decepción. Pues qué menos que tener un cierto cuidado en revisar la cinta para recortar tomas que parecen déjà vus (verbigracia la escena del café en los minutos finales, que parecen dos tomas iguales), o un mínimo de vista con respecto al maquillaje de la herida de Míster en su ojo izquierdo, ya llegando al final: antes de meterse en el cuarto de baño Míster tiene la herida hinchada, pero al meterse en el baño y mirarse al espejo su herida es casi superficial, y poco después, al salir del baño, su herida se ha vuelto a profundizar y aparece a los ojos del espectador hinchada y abierta como anteriormente. ¡Yeah! Juzgad vosotros mismos.
Dejando a un lado estos pequeños detalles, toquemos un poco el tema de los actores. Míster (Nick Damici) en muchos momentos se hace entrañable, pero la química entre el actor y su personaje se diluye en el tramo final, que se nota forzado, como mal encajado, o que por lo  menos para mí pierde mucha parte de la credibilidad que había conseguido durante casi toda la película. Connor Paolo en el papel de Martin cumple su papel de chaval introvertido e inocente. Y en cuanto a los demás actores y actrices no opinaré nada, simplemente creo que sobran y que la película se tendría que haber ceñido a sólo los dos personajes principales, vamos, como iba desde el principio, y no intentar profundizar en personajes que finalmente pasan sin pena ni gloria, además creo que tampoco se profundiza lo suficiente como para sentir un mínimo de interés por estos personajes, que al final resultan indiferentes.
Y en cuanto a la BSO para mi gusto no encaja, en momentos sí acompaña al metraje, pero sus subidas de tono se hacen molestas en otros tramos.
 
A pesar de todo lo dicho, Stake Land lo tiene casi todo, es casi perfecta (no por su originalidad, claro, sino todo lo contrario, porque acumula elementos de muchas otras películas y los encaja casi a la perfección), pero debido a dos o tres tropiezos y descuidos, o lo que cojones sea, la película no llega a ser tanto como podría haber sido.
 
Recomendable. Pero no os esperéis un peliculón. Aunque creo que lo podría haber sido.  
Nandy Puertollano

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas Relacionadas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...