(más o menos. Hasta aquí, el principio se nos muestra directo, con dos personajes en un coche en marcha, con la voz en off del chico y un infectado en el maletero. Tranquilos, no os estoy contando el final, sólo es la primera escena. El doblaje no está mal, pero si por casualidad la veis algún día, vedla en V.O, doblada siempre o casi siempre pierde naturalidad).
Pero empecemos desde el principio (sigue la voz en off y da un salto en el
tiempo): yo era un chico normal que vivía con su familia hasta que un día……
(Y entonces aparece un infectado caníbal,
no, mejor dicho un zombi, no, se parece más a un vampiro de los que no hablan, ¡total!,
un vampiro zombi infectado que mola. Este principio te lo meten bien, debido en
gran parte a la matanza que produce el cabrón del vampiro en la granja; que arrasa
con todo ser humano que se le ponga enfrente, sí, con todo ser humano, grande o
pequeño. ¡Pedazo de hijo de puta el vampiro este!).
Y desde aquí hasta el final, la película te sumerge o te intenta meter en un mundo apocalíptico creado por una desconocida infección que convirtió a humanos en vampiros, y ahora éstos van asesinando o convirtiendo en vampiros a todo el que se cruza en su camino, por eso Martin y Míster intentan escapar hacia un territorio seguro.
Todo empieza bien, y mientras transcurre la historia
van acumulándose recuerdos de otras películas (y esto no es lo malo) hasta que
llegamos a un tramo final bastante trillado y aburrido (sirva de ejemplo la
Hermandad, o la chica embarazada, o el marine, o el malo malote que a pesar de
no verse en toda la película a un vampiro que hable, éste hijo puta sí que lo
hace, y para qué, no lo entiendo, con lo bien que iba la película a pesar de
sus pequeños peros, van y la cagan con este cambio). Después de haber
conseguido lo más difícil, que es enganchar al espectador y mantenerlo metido
en la historia un buen rato con el carisma del protagonista e hipnotizado y
poseído por los acontecimientos y por la violencia con la que atacan los
vampiros, llega el salto al vacío; los vampiros y la historia de los dos
protagonistas van a menos, y son remplazados por el peso de la Hermandad, ¡y
hostión! No había tenido mal comienzo la historia del Hermano y su Hermandad pero
desde luego que la transformación que luego sufre es bastante decepcionante, y ¡zas!
En toda la boca. Ahí lo lleváis.
En una atmósfera más o menos parecida a la de
Infectados o The Walking Dead, metidos en un coche al estilo
Zombieland (pero sin gracia, aunque no es que Zombieland tuviera mucha, pero
bueno, para gustos colores) y todo ello aderezado con unos toques de Blade II
y 28 Días Después, Stake Land se queda sin ideas, se precipita inevitablemente
al disgusto y al sinsabor, o en este caso a la decepción. Pues qué menos que tener
un cierto cuidado en revisar la cinta para recortar tomas que parecen déjà vus
(verbigracia la escena del café en los minutos finales, que parecen dos tomas iguales),
o un mínimo de vista con respecto al maquillaje de la herida de Míster en su
ojo izquierdo, ya llegando al final: antes de meterse en el cuarto de baño Míster
tiene la herida hinchada, pero al meterse en el baño y mirarse al espejo su
herida es casi superficial, y poco después, al salir del baño, su herida se ha vuelto
a profundizar y aparece a los ojos del espectador hinchada y abierta como
anteriormente. ¡Yeah! Juzgad vosotros mismos.
Dejando a un lado estos pequeños detalles, toquemos un
poco el tema de los actores. Míster (Nick Damici) en muchos momentos se hace
entrañable, pero la química entre el actor y su personaje se diluye en el tramo
final, que se nota forzado, como mal encajado, o que por lo menos para mí pierde mucha parte de la
credibilidad que había conseguido durante casi toda la película. Connor Paolo en el papel de Martin cumple su papel de
chaval introvertido e inocente. Y en cuanto a los demás actores y actrices no opinaré
nada, simplemente creo que sobran y que la película se tendría que haber ceñido
a sólo los dos personajes principales, vamos, como iba desde el principio, y no
intentar profundizar en personajes que finalmente pasan sin pena ni gloria, además
creo que tampoco se profundiza lo suficiente como para sentir un mínimo de
interés por estos personajes, que al final resultan indiferentes.
Y en cuanto a la BSO para mi gusto no encaja, en
momentos sí acompaña al metraje, pero sus subidas de tono se hacen molestas en
otros tramos.
A pesar de todo lo dicho, Stake Land lo tiene casi todo, es
casi perfecta (no por su originalidad, claro, sino todo lo contrario, porque
acumula elementos de muchas otras películas y los encaja casi a la perfección),
pero debido a dos o tres tropiezos y descuidos, o lo que cojones sea, la
película no llega a ser tanto como podría haber sido.
Recomendable. Pero no os esperéis un peliculón. Aunque creo
que lo podría haber sido.
Nandy Puertollano
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