Ya tenemos aquí
el último ataque cinematográfico de la bestia polivalente y creativa que es Rob Zombie. Un nuevo crimen perpetrado con
un estilo muy personal, grandes dotes de imaginación y una cuidada estética de
una persona que adora y ama el cine de terror, el de serie B de toda la vida.
Aunque más
de uno pedirá mi cabeza sobre una bandeja de plata, Zombie supone al terror lo que Tarantino
ha supuesto al thriller, salvando las distancias, ok??? Rob Zombie es muy buen director y ante
todo se le debe reconocer el cariño y mimo con el que trata al género y a sus
obras impregnándolas de una firma fácilmente identificable. Como creador se
caracteriza por no ser un hombre de prisas y precipitaciones, con La casa de los 1000 cadaveres, su
primera canibalización, necesito más de cuatro años para finiquitarla, en Renegados del diablo no fue tan paciente
y a pesar de cambiar radicalmente de género se acercó a la cuadratura del círculo
(Personalmente creo que su mejor trabajo con diferencia). Dos encaros a peso
fueron Halloween y Halloween 2 que consiguieron una muy
buena repercusión en taquilla que le han permitido seguir perpetrando nuevos y
elaborados crímenes al estilo Zombie.
Tras este periplo el bueno de Rob ya
llevaba tiempo dándole vueltas al concepto de Lords Of Salem y por fin ha conseguido poderla llevar a cabo.
Pongámonos en
situación. La cinta se ubica en Salem, población
del condado de Massachusets, tierra de brujas, aquelarres, sacrificios y asesinatos
en manos de la ley bajo la tutela de la biblia y los santos credos. Zombie pone sobre la mesa una guerra
abierta entre el catolicismo más extremista y el paganismo más radical, una
guerra que llega a nuestros tiempos en las calles de la Salem actual.
Heidi (papel
protagonizado por Sheri Moon Zombie)
es la protagonista de esta historia, una mujer de mediana edad (bueno o pureta
que post-adolescente, según se mire) que vive sola en un pisito de alquiler
exquisitamente decorado (no tiene precio la habitación de Viaje A La Luna de George
Mèdiés, hecho que denota el amor que tiene Zombie por el cine como arte en sí mismo). El edificio en el que la
buena de Heidi tiene alquilado su
apartamento está en manos de una inquilina que junto con sus hermanas forma un
curioso trío que inicialmente parece que no tendrá mucho que ver con la historia
pero que poco a poco van ganando protagonismo. Heidi es locutora de radio y tiene un programa local en el que cada
noche hacen entrevistas a gente curiosa de la zona (como un petao que dice que
es cantante de black metal, una especie de fraude pseudo-conde burzumiano; como
te mola el metal Zombie) o un
escritor cincuentón que curiosamente ha publicado un libro sobre las Brujas de
Salem y está casado con una reconocible Mari Conchita Alonso (Si, si la poli
con un par de cojones de Depredador 2). La llegada
de un curioso paquete a casa de Heidi
con un más que curioso y extraño disco perpetrado por un misterioso grupo
llamado Lords Of Salem desencadenando
una serie de acontecimientos que como una locomotora sin frenos nos transporta
hasta un final hipnótico, alucinante y apocalíptico en el cual todas las piezas
se van ensamblando hasta formar un complejo puzle en el cual Heidi debe cumplir la misión de
engendrar al diablo para así coronar la venganza de aquellas brujas que fueron
apaleadas y quemadas siglos atrás. Podéis pensar que os acabo de joder la película
pero es que esto se ve venir desde el minuto 1, os lo juro por SNOOPY.
Expuesto este
Teâtre de Vampires, voy a entrar a comentar los pros y contras de la cinta. De primeras
aclarar que el sabor agridulce que deja al finalizar su visionado se va
convirtiendo en únicamente agrio, está claro que no es de lejos la mejor película
de Zombie, bien al contrario. Toda la
intensidad y ritmo que impregna la primera parte de la cinta se acaba
atragantando en una segunda mitad excesivamente previsible y grotesca, con un
toque David Lynch + Hellraiser que
le había funcionado en otros trabajos pero que aquí parece que el papel de
protagonista le va grande a la señora zombie; queda claro que un buen cuerpo y
una cara bonita no son suficientes para hacer una buena interpretación; los
papeles secundarios no perecen dar mucho más de sí pese al correcto trabajo del
elenco. La realización no es mala, guardaremos más de una imagen clásica en nuestra
retina de Freakies de género pero creo que los entornos urbanos no son en los
que Mr.Z se mueve con mayor soltura
y comodidad. Vuelve a la granja Rob,
hazme caso. Por otro
lado los personajes son demasiado sentimentales, demasiado humanos y las comparativas
con la obra de Polansky, “La Semilla Del
Diablo” se hace inevitable, hecho que hace rozar el ridículo y surgir la vergüenza
ajena del espectador en algunos tramos de la cinta. Con todo Lords Of Salem no es una película mala
y no decepcionara a los fans del buen cine de terror en general ni a los de Zombie en particular. El problema es
que quizás el listón está más alto para Zombie
y todos sabemos que él puede dar más de sí, mucho más, muchísimo. Quizás si
focalizase su creatividad únicamente hacia el cine y dejase de lado sus
actuaciones musicales podríamos disfrutar de mejores obras, quizás…
Rob Zombie es el maestro de la exageración, de
la sobrenatural, lo oscuro, Freak-satánico… es un tío gamberro e irreverente pero
esta vez le ha salido un pastel demasiado edulcorado, pesado y denso, realmente
difícil de digerir. Pese a todo si tenéis un rato libre y queréis ver algo
diferente dentro del género de lo sobrenatural no lo dudéis, daros una vuelta
por Salem.
Raul Alfaro.
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