Frank y su aprendiz, Freddy, hablan sobre la película de “La Noche de los Muertos Vivientes” sentados en la oficina de un almacén forense.
Frank le cuenta al joven que los muertos vivientes existen y que en el sótano del almacén hay unos cuantos zombis criogenizados en unos barriles propiedad del ejército. Los dos empleados bajan al sótano a ver los barriles, y Freddy, en un descuido, hace saltar el gas que contiene uno de ellos, dejándolos inconscientes como consecuencia.
Mientras el gas se expande hasta el cementerio de al lado, llamado Resurrection, por el camino ha hecho revivir a un muerto del almacén, y el zombi del barril ha quedado libre.
Los dos trabajadores, el jefe del almacén, el encargado del crematorio cercano, y los amigos de Freddy, que andan cerca del cementerio, serán testigos del regreso de unos muertos vivientes hambrientos de cerebros.
Reseña
Todavía recuerdo aquella primera sensación viendo
por primera vez El Regreso de los Muertos Vivientes (The Return of the Living Dead). Todavía recuerdo aquellos
nervios e inquietud después de creerme en la piel de uno de nuestros
protagonistas al caer al suelo desde las escaleras de madera que ascendían
hasta la puerta del sótano tras romperse uno de los escalones. Aquel sótano del
que huíamos porque un experimento del ejército nos perseguía: un muerto
viviente. Después de caer de las escaleras, la única salida que había se
encontraba taponada por el zombi; un zombi amorfo, en carne viva, con
movimientos torpes y la ropa corroída. Sus ojos blancos y hambrientos posaban su
mirada en mi cabeza.
—Cereeebro —clamaba el muerto
mientras se dirigía hacia mí.
Fue aquella situación de angustia y alguna escena más la que se quedó en mi retina cuando yo contaba poco menos de 10 años, por el año 90 más o menos. Y desde entonces no volví a saber de aquella película hasta hace poco.
The Return of the Living Dead no es sólo una de las mejores películas de comedia zombi y un referente en este género, sino que además de su gore tiene su pequeña parte crítica antimilitarista que aún sigue encajando en nuestros tiempos después de casi 30 años de su creación.
El Regreso de los Muertos Vivientes es una buena película, está bien hecha, bien construida, bien desarrollada, bien terminada, es entretenida y divertida (para mí, claro). Y viéndola en su versión original creo que su comedia adopta más fuerza.
Todo un clásico y una recomendación para quien no la haya visto y le guste la comedia zombi, pero cuidado, porque ésta no se encuentra en el grupo de Shaun of the Dead (Zombis Party) o Cockneys vs Zombies (Invasión Zombi), nada que ver. Mejor.
Dan O’Bannon fue uno de los primeros, si no el primero, en mezclar la comedia con los zombis y en darle habilidades a éstos. No sólo se levantarían de sus tumbas los esqueletos, sino que además los muertos más recientes resucitarían con casi sus plenas aptitudes físicas, así podremos ver que además de correr también son capaces de construir frases.
O’Bannon supo mezclar la comedia con el terror, sin desfallecer ni excederse en ninguna de estas facetas e introdujo sutilmente nuevas ideas, además de las aptitudes físicas, a estos muertos no se les mata sólo matando su cerebro.
En el recuerdo quedarán escenas como la mencionada al principio, o la de —Necesitamos más médicos, y —Envíen más policías, o el zombi enano, o el perro diseccionado,... La pandilla punk, el crematorio y sus consecuencias, el desnudo de Linnea Quigley (Trash), un final sin rodeos, y esa frase mortuoria:
—Braaaains, more Braaaains.
Simplemente excelente e imprescindible.
Nandy Puertollano
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